CIFUENTES: REFLEXIONES CRITICAS SOBRE EL USO DEL IDIOMA

Título: Algunas reflexiones críticas sobre el uso del idioma
Autor: Cifuentes, Santos
Publicado en: LA LEY 2006-B, 1264


En las obras de doctrina, y naturalmente como consecuencia en los escritos y alegatos de los abogados, se suelen emplear hasta el cansancio palabras y expresiones idiomáticas carentes de sostén en la lengua castellana y hasta hispanoamericana, y que tampoco pertenecen a la especialidad de la materia. Pongo aquí algunos ejemplos:
"Diseño", quiere decir en primera acepción: "trazo, dibujo, delineación de un edificio, etc."; en segunda: "Proyecto, plan". Sin embargo, juristas hay que la utilizan con muy diversas significaciones que no atienden a ninguna de esas dos acepciones del diccionario. Así, por ejemplo, hablan del "diseño de la norma", sin querer decir por cierto el esbozo, bosquejo, boceto o croquis de la norma, sino de cómo ella está estructurada o aparece realizada; "el diseño del proceso"; "el diseño normativo"; "el diseño de las reglas"; "la capacidad de diseño"; "el diseño institucional"; "diseñar instituciones"; "las políticas de diseño"; apartarse de lo que puede ser fácilmente "diseñado o manipulado"; "el impacto de los diseños institucionales". Como se ve, esas frases, y otras muchas de similar finalidad y estructura, no atienden al sentido y verdadero alcance de la expresión, pues en todo caso la palabra proviene de diseñar que es, según ya dije, sinónimo de delinear, trazar, bosquejar o esbozar. Por cierto que pueden calificarse de metafóricas, pero el uso de las metáforas debe ser en el desarrollo científico no muy excesivo o expansivo, pues la ciencia, y la jurídica lo es, requiere cierta precisión y exactitud en la comunicación de sus postulados y desarrollos explicativos. La circunstancia de que algún tratadista de renombre en cierta ocasión la haya empleado, ha llevado a los siguientes a popularizar un término impropio que hoy se utiliza casi sin límites.
Otra muletilla muy común es el empleo del término "disvalioso". No existe en el diccionario y pretende reemplazar los conceptos de lo "negativo", "desfavorable", "no valioso", "perjudicial", "poco aceptable", "inválido", "pernicioso", "nocivo". Ello aparte, si se tomara como una especie de neologismo, a mí me parece que incorporarlo al idioma jurídico no es siquiera agradable al oído, ni útil, pues tiene tal ambigüedad que desatiende el principio de la comprensión, claridad en la información y comunicación de los pensamientos.
Otra expresión a la que se acude repetidamente es la de "marco", así: el "marco de la norma", "el marco institucional", "dentro de ese marco", etc. Tal palabra, además de designar una moneda, viene a ser una "cerca o cerco" que rodea una casa, mansión o cosa; el "pórtico" de las bisagras de las puertas, o, en última acepción figurativa, el "lugar" en donde se desarrolla una acción. Sus sinónimos son: cuadro, recuadro, guarnición, cartabón. Como puede verse, se la está utilizando también metafóricamente, de ahí la necesidad de no exagerar su uso en nuestros escritos jurídicos.
Ni qué decir de la expresión "abordaje", que se vincula con el mar y la acción de entrar, saltar y tomar en abordaje. Quizá fuera correcto solamente el uso del verbo "abordar", tienen el sentido de "emprender un asunto o tema", pero nada más.
¿Y el famoso visualizar? No pasa en el buen idioma de tener el significado de representaciones imaginativas, que no se ven, formar mentalmente una imagen en abstracto. Pero nuestros escritos jurídicos van mucho más allá y hacen empleos ajenos a ese sentido, como el de "visualizar el caso, el objeto, una verdad, una norma", etc. Con lo que el escritor se escapa por la tangente a dimensiones y extensiones amplísimas, obviando usar las claras palabras "ver", "advertir", "divisar", "examinar", "reconocer", "revisar" o "contemplar", que reemplazan legítimamente esas ideas.
¿Y el muy feo de "correlato", poniendo en el estuche del olvido los vocablos o voces de "relación", "correlación", "concordancia", "correspondencia", "correlativo", que son los términos de la lengua admisibles?
Después viene ese increíble "inordina". Desde luego inexistente en la lengua castellana y que pretende significar que forma parte, o está incorporado, o se introduce en un orden de cosas, o es ordenador de algo, o se compenetra en el orden de una obra, pensamiento o artículo. Es tan vaga e incorrecta la expresión que no parece, por lo menos a mi juicio, posible encasillarla en un pensamiento concreto. De ahí que mi propuesta sería desecharla por falta de límites concretos en su alcance, no aceptarla como palabra de nuevo cuño jurídico (neologismo) y, en todo caso, reemplazarla por la verdadera idea que el pensador pretende comunicar.